Dicho | Significado |
A todo trapo/a toda vela | Hacer algo o moverse a toda velocidad e impulso |
A toda máquina | Hacer algo o moverse a toda velocidad e impulso |
Dejar el pabellón en todo lo alto | Hacer algo con mucha calidad y éxito |
Mantener el rumbo | Luchar contra la adversidad en la consecución de algo |
Donde hay patrón no manda marinero | Respeto a la autoridad superior |
Echar el ancla | Quedarse definitivamente o durante largo tiempo en un lugar. |
Giro de timón | Cambiar totalmente lo previsto en un principio |
Que cada palo aguante su vela | Que cada persona sea responsable de lo suyo |
Largarse con viento fresco | El viento fresco se produce normalmente muy temprano; es decir, marcharse cuanto antes y con brío |
Vete al carajo[1] | Déjame en paz |
Hacer agua | Algo que no tiene la fortaleza necesaria |
Hacer un frio del carajo | Hacer muchísimo frío |
Dar un golpe de timón | Hacer notar la autoridad propia |
Levar anclas | Marcharse por largo tiempo o para siempre |
A mucho viento poca vela | Similar a mucho ruido pocas nueces. |
Me la trae al pairo | Dar algo exactamente lo mismo |
Empavesada como una fragata | Que va muy adornada |
Enseñar el pabellón (o la bandera) | Mostrar algo con orgullo |
Irse al garete | Fracasar o malograrse algo |
Contra viento y marea | Hacer algo en contra de todo |
Ir a la deriva | No tener objetivo concreto en algún asunto |
Ir contra corriente | Hacer algo en contra de lo establecido |
Mas perdido que el barco del arroz[2] | Que está muy despistado |
Perder/encontrar el norte | El norte es el punto de referencia marino. Perderlo es una catástrofe. |
Perdió la chaveta | Se le fue la cabeza, loco. |
Navegar a la deriva | Deambular sin dirección concreta, a merced de los acontecimientos. |
Tirar por la borda | Deshacerse de algo definitivamente |
Sacar a flote | Salvar algo que se daba por perdido |
Irse a pique | Perder algo de forma imprevista |
Cabeza buque | Insulto, llamar a alguien cabezón |
A palo seco[3] | Sin acompañamiento, sin aderezos. |
Capear el temporal | Desenvolverse con acierto en una situación conflictiva |
Marinero que mea a barlovento, mea dentro | Sufrir la consecuencia de un error absurdo cometido por uno mismo[4]. |
Estar/ponerse al pairo | Dejarse llevar |
Llegar a buen puerto | Acabar algo con éxito |
Ir por esos derroteros | Ir en una dirección |
Tener que remar todos | Trabajar en equipo para conseguir algo |
Estar todos en el mismo barco | Encontrarse varias personas con intereses diferentes, en necesidad de colaborar para salvarse mutuamente |
Haber mar del fondo | Existir circunstancias, razones o cuestiones importantes que no se ven a simple vista |
Pasar por la quilla | La quilla suele estar llena de caracolillo, moluscos, que resultan muy cortantes. Pasar por la quilla era una manera de tortura[5]. |
Librarse por los pelos | Salvarse por escaso margen[6] |
Tonto de pacotilla | Tonto de pacotilla es el que además de escaso de entendederas, es de poca relevancia.[7] |
Mecachis en la Mar | |
[1] “Carajo”, se cree que proviene del latín cassus o carassus, que por metáfora en jerga marinera se refería al mástil mayor, y luego por metonimia a la canastilla del palo mayor o nido de cuervos, de un navío a velas. Al parecer, el "mandar al carajo" a alguien deriva de uno de los más leves castigos que se infringían a la marinería: atar al castigado en lo más alto del palo mayor durante varias horas, lo que provocaba intensos mareos y náuseas.
[2] En la posguerra de la dictadura franquista que siguió a la Guerra Civil española, se produjo un periodo de hambruna en la población. Es entonces cuando surge, de manera imprecisa, la leyenda de un mítico barco cargado de alimentos (de arroz, o de arroz y carne) que tenía que arribar a las costas gaditanas, pero que nunca llegó. Existe cierta confusión a la hora de fijar el origen de la frase. Todas las narraciones coinciden, no obstante, en que el acontecimiento que sirvió de referencia, se produjo durante los primeros tiempos de la dictadura franquista. Para la hambruna de la posguerra, una pérdida de alimento como esa -si es que realmente tuvo lugar-, debió resultar ciertamente traumática, lo que contribuiría a fijar el hecho en la memoria colectiva de los gaditanos. La mayoría de las versiones hablan de un barco denominado "Alcatraz" que se hundió frente a las costas de Cádiz durante los años cincuenta del pasado siglo. Su cargamento era de arroz, lo que hizo que al mojarse, este se hinchara, resultando dicha mercancía absolutamente irrecuperable.
[3] Sin vela alguna en los mástiles.
[4] Barlovento es por donde viene el aire. Sotavento por donde se va. Por lo tanto, cualquier cosa que arrojemos por barlovento se vendrá encima nuestro.
[5] Se ataba un cabo a las muñecas del “merecedor del castigo”, y otro a los tobillos. Un chicote del cabo se dejaba caer por la proa pasándolo a la otra banda por debajo del casco, sujetando el otro chicote en la banda contraria. El castigado era desplazado de proa a popa y viceversa, rascando la quilla. Eso provocaba su muerte, en unas ocasiones por ahogamiento y en otras por desangramiento debido a los cortes que le causaban los moluscos.
[6] A veces la única manera de agarrar a un marinero caído de un barco (de los de antes), era agarrándolo del pelo. De ahí su reticencia a cortárselo (o sus excusas), a pesar de piojos, pulgas, chinches y todos los habitantes de las galeras, galeones y otras naves de la época.
[7] La pacotilla era el pequeño contrabando que hacían los marineros de los mercantes (tabaco, alcohol, etc.).
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